CICLO “HABITAR-SE CON COMODIDAD”

Mapas y recorridos en busca de habitar plácidamente el propio cuerpo
                                                           Por. Eut. Leticia Aldax
Cómodo es aquello “que hace la vida más fácil, hace sentirse cómodo o facilita la estancia en un lugar o la realización de ciertas tareas”.
En tal sentido, en ocasiones no sentimos que nuestro cuerpo sea un espacio cómodo…
A veces notamos que nuestro cuerpo no nos acompaña en determinadas situaciones; que hay tensiones que nos impiden realizar actividades, movernos e incluso comunicarnos, con soltura. Otras veces el cuerpo más que vehículo que facilite el estar o el hacer en el mundo, se transforma en una carga.
Podemos sentir cierta disociación entre lo que sentimos o queremos expresar con las posibilidades de nuestra corporalidad…Como si el cuerpo no nos perteneciera o no fuera en el mismo sentido de nuestra interioridad; algo así como cierta ajenidad o alienación.
¿Es posible integrarnos? ¿Juntar  o re-unir lo que parecieran pedazos rotos de nuestra corporalidad? ¿Podemos alojarnos con comodidad a nosotros mismos? ¿Qué hacer para trasmutar la pesadez del cuerpo en soltura y liviandad? ¿Cómo lograr que nuestra expresión sea coherente con nuestro sentir, que nuestro cuerpo sea reflejo del alma que nos habita?
La eutonía puede aportar esa integración de lo que somos, la conexión entre la corporalidad y el ser íntimo en cada uno.
Las herramientas y fundamentos de la eutonía, por los que esto es posible, son:
ü  Abordaje del ser de modo integral. La eutonía es una disciplina holística, es decir, participa de la concepción del ser humano como totalidad, como una unidad de cuerpo, mente y alma. El abordaje es a partir del yo-corporal pero sus implicancias alcanzan a la totalidad del ser que somos.
ü  Exploración de la biología vivencial. Conocer y vivenciar la anatomía. En cada clase se proponen diferentes recorridos desde el cuerpo, en pos de la vivencia de lo anatómico: la sensibilidad de la piel, la propiocepción (percepción propia) de los espacios internos, la concientización de la ubicación de los huesos o de los ejes óseos, el hallazgo de tensiones musculares. Esta vivencia de la anatomía que trasciende el estudio teórico del cuerpo humano, trasforma el mapa en recorrido vibrante, y tiene efectos a nivel físico, que se traducen en alivio de dolores o contracturas, mejoras posturales, flexibilidad, movilidad, y en impactos saludables  en el funcionamiento orgánico (digestión, respiración, sistema cardio-vascular). Y además, nuestra biología se erige en camino de acceso a lo profundo en cada uno.
ü  Escucha interna. Silencio para permitir y aceptar todo lo que sucede en nuestro interior. La conformación del yo-observador, como testigo consciente, neutral, que no critica ni juzga, habilita un espacio de aceptación de lo que es; esto aquieta, tranquiliza y dispone el ánimo para el discernimiento y la elección auténtica, a partir de lo cual puede suceder el cambio, desde un sitial interno y no por imposiciones. Se trata no sólo de las “grandes decisiones” sino de lo cotidiano. Por ejemplo, puede tratarse del deseo de adelgazar, al mirarnos gentilmente podríamos descubrir ansiedad o nerviosismo, al dar lugar a esa emoción, se descomprime la presión interna o la crítica impiadosa, aparece el deseo de cuidado y desde ese lugar íntimo, florece la decisión de cambiar la alimentación o el modo de comer, no como un esfuerzo sino naturalmente; o tal vez podamos observar alguna circunstancia estresante y abrir la posibilidad de un accionar diferente para afrontarla, con lo cual discriminar la confusión emocional que nos lleva a canalizar la ansiedad por carriles inadecuados. Así, con cualquier otro cambio que nos propongamos.
ü  Libertad para moverse sin patrones a imitar. En la práctica de eutonía no existen ejercicios, posiciones o patrones de movimiento que deban seguirse. El eutonista no realiza “pasos” o movimientos que deban imitarse, sino que se trata de una invitación al encuentro de cada uno con sus posibilidades y aún sus limitaciones, a partir de las cuales construir su propia manera de estar y hacer.
Goethe en el Fausto dijo: “Gris es toda teoría y verde el dorado árbol de la vida.” El anhelo es que nuestra expresión vibre y despleguemos desde nuestro ser, los múltiples colores de la vida.